Un día como hoy el club italiano hace oficial la contratación de Luis Enrique, ex técnico del Barça Atlétic. Después de muchos rumores y de días de negociación, con varias ofertas de la primera división sobre la mesa, el asturiano decide emigrar a otra cultura futbolística, a otro entorno más exigente, y por consiguiente, a un examen de nivel y superación. Luis Enrique tiene por delante un duro reto. "Queremos hacer un fútbol que rompa con lo anterior" decía Walter Sabatini, director deportivo del club.
Lo cierto es que si hay un fútbol complicado en el que poder implantar una filosofía de juego asociativa a partir del balón, es la Serie A. En una competición donde prima el juego defensivo y escasean los espacios, implantar una presumible fase ofensiva posicional se antoja complicado. Dudo mucho que allí les guste el ver a su equipo tocar, y tocar, eligiendo el momento de avanzar con cuidado. O que cuando Menez no encuentre el espacio adecuado, o la oportunidad adecuada, de un pase atrás y vuelva a empezar todo, de nuevo. Ya antes de que se inventara el catenaccio, el líbero, la defensa 3+2 o el doble pivote en Italia había una cultura, que quizás, hasta que no apareció el AC Milán de Arrigo Sacchi no se logró cambiar la percepción de ella. Un portero, un fantasista y nueve más. Y aunque la tendencia ha abogado por el cambio en los últimos años, aún podemos ver muchos ejemplos de ello en varios equipos del máximo nivel de un país con cuatro mundiales. Y es que, los equipos italianos no valoran ser los protagonistas de la situación hasta el momento de levantar el título que esté en juego. Son pragmáticos, rácanos y prácticos. Hace unos días, antes de hacerse oficial la contratación, se vertieron en la prensa unas declaraciones falsas de Luis Enrique, donde supuestamente el técnico argumentaba que: "Jugaremos un fútbol ofensivo, para que vaya mucha gente". La respuesta de los aficionados no se hizo esperar, en los foros el síntoma fue general. "¿Y qué? Esto es Italia".
Por ello, ‘Lucho’ tendrá la difícil papeleta de elegir entre aplicar el pragmatismo en busca de resultados, o respetar y trabajar sobre sus ideales y maneras de entender este juego tan bonito que es el fútbol. Para ello primero tendrá que convencer a los jugadores de que esa es la vía correcta, quizás el paso más difícil. Luego, convencer. Y por supuesto, ganar. Y es que cuando miramos a la plantilla de la AS Roma, vemos que su once tipo de la pasada temporada supera los 30 años. Son jugadores con una idea trabajada en un mismo sentido y que les costará asimilar nuevos conceptos tan contrarios a lo que vienen practicando. Ranieri dejó una herencia de soldados, donde tan sólo tres de ellos no llegaban a la treintena. Méxes, que se marchará. De Rossi y Vucinic. Para esto, el técnico ha trazado una línea clara, se llevará parte de su equipo de trabajo y marcará las pautas a seguir en el mercado.
Mucho me temo que se terminaron las sesiones triples de entrenamientos, o la concepción del fútbol como gladiadores del juego. Los fichajes de jugadores con muchos partidos a sus espaldas, en post de jugadores jóvenes, con ambición y un criterio mínimo. Por lo que se espera un verano movido en el Olímpico. Tanto en materia de traspasos, como en fichajes. Donde ya suenan los primeros. Y como no, algunos son de casa. Bojan, Jeffren, Soriano, Romeu, Montoya.
Tenemos una nueva razón para mirar más al Calcio, a ese fútbol diferente que quiere busca ser especial a partir del balón. La nueva etapa de Luis Enrique en Roma es un aliciente más.
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