8 jun 2011

Fútbol

Y así fue. Venció lo creativo, lo estético. Pero también el control y la paciencia. Venció el fútbol. Venció el FC Barcelona.

Decía Pep Guardiola en el libro titulado 'Liderazgo' publicado allá por 1999, en una conversación de fútbol con Jorge Valdano. “Hay que crear un estilo, que sepan a qué jugamos, que los que están en Rusia sepan que vas a jugar de esta forma. Eso tiene que estar por encima del entrenador. Es decir, nosotros jugamos así. El club juega a esto y nosotros fichamos a éste entrenador para jugar de esta manera”. Sus valores futbolísticos tuvieron mucha influencia en Cruyff, quizás, la base y precursor de la idea del Barça actual. Hay quien dice que el propio Guardiola es más Cruyffista que Cruyff. Que ha sabido plasmar mejor esa idiosincrasia a través de un balón. Publicaba Oscar Cano en su libro 'Modelo de juego del FC Barcelona' ambientado en el primer Barça de Guardiola que “las razones que justifican el que el equipo posea una identidad clara, ese saber qué se pretende y cómo se quiere llegar a merecer dicha pretensión. Buscar un modelo que se sienta como nuestro”.



Lo que hemos visto durante toda esta temporada, sin duda, lo recordaremos durante mucho tiempo. Es quizás, más por fútbol y sensaciones que por propios resultados, el mejor FC Barcelona que se ha visto hasta ahora. Y es que, todo se ha conseguido alrededor de perseguir una idea, de moldearla y aplicarle nuevos conceptos. Hacerla evolucionar para crecer y buscar la excelencia a través de ella, sin abandonar los patrones que un día se instauraron, ni las pautas que se marcaron. “Lo más importante, lo que más importa, es que hagamos siempre nuestro fútbol, que lleguemos a la final con nuestra filosofía” dijo Lionel Messi en 2009, en cuartos de final de Champions, con todo por delante. Y es que todo parte de eso, de una idea y una manera de vivir algo tan bonita como el fútbol.

Empezaron nerviosos, fruto de la emoción y el saber. Ya decía Pep Guardiola en la previa, que ha medida que llegara la hora del partido empezarían a sudar las manos, a sentirse extraños en su propio escenario, donde mejor proyectan lo que siente la comunidad blaugrana. El United salió a morder, apretaba como lo hizo en Roma. Presión desde primera línea, intensidad, ida y vuelta. Espacios. Quizás se equivocó Alex Ferguson en su alineación, quizás pecó de melancólico al decirle a Ryan Giggs que sería titular. El galés tiene mucho fútbol, pero en el contexto en el que se dilucidaba que se desarrollaría el partido restaba más a su equipo que sumaba. Esto, por consiguiente, daba una ventaja al rival. El técnico escocés quiso arreglar esa descompensación obligando a Carrick a meterse entre los centrales ante la fase ofensiva del Barça, formando así una línea de cinco. Valencia y Park se metían al medio a ayudar al propio Giggs, Rooney se ofrecía como punto de salida y desahogo a la transición tras recuperación y Chicharito a lo suyo. Esto podría haber sido válido cualquier otro partido si enfrente no hubieran estado Xavi, Iniesta o Messi.

Los que son quizás, a día de hoy, los máximos exponentes del fútbol de éste FC Barcelona pasaron por encima del rival. Se sentían cómodos, estaban seguros. Tenían el lugar perfecto para hacerlo. Les daban el tiempo necesario e incluso, les ofrecían los emparejamientos oportunos para si algo fallaba y, con el continuo movimiento de las piezas, se llegaba a complicar, poder batir la línea desde el uno contra uno. El United volcó su fútbol en su perfil zurdo. Incluso en fase ofensiva. ¿El por qué? Daniel Alves. Una de las mayores preocupaciones. Que al final, por esa obsesión, terminó ahogando al United en propio campo. La línea entre el respeto y el miedo es muy fina en algunas ocasiones. Con la suma de los factores, Xavi recibiendo cómodo en la base, Iniesta con tiempo y espacio y Messi haciendo de Messi, todo fue mucho más fácil. “En todos mis años como técnico, nunca nadie nos había dado un repaso como este” dijo Ferguson. Pero el propio técnico, contribuyo a la causa del mismo. Por supuesto, esto no resta méritos a la increíble labor azulgrana. En lo que significaría su cuarta Champions de la historia y la tercera para un mismo grupo de jugadores llamados a marcar un antes y un después en esto. Como hizo en su día el Milán de Sacchi o el 'Dream team' para sentar las bases del fútbol que vemos hoy.

En palabras de Andrés Iniesta: “Partimos de una idea común. Hemos crecido en un concepto común. Este equipo, por encima de todo, es una idea. Defendemos una manera de jugar y creemos en ella por principio”.

Saber a qué quieres jugar y con quien hacerlo. Fútbol.

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