Se ha hablado mucho en los últimos tiempos de la capacidad de las plantillas y la gestión por parte de los entrenadores sobre las rotaciones en momentos puntuales de la temporada. Algunos equipos logran sacar mucho partido a ello, otros no tanto. Como ejemplo firme pongo el partido disputado hace unos días entre Mallorca y FC Barcelona. El conjunto catalán se presentaba en el Iberostar de Palma con bajas importantes y numerosas. Si ya estaban descartados Puyol por lesión y Alves por sanción, se confirmó días antes del partido que Valdés aún no estaría listo y Xavi se perdería el encuentro. Jugadores determinantes en la forma y conceptos de aplicación y metodología de algo tan importante como la salida del balón desde atrás. Como comentaba Moren en su blog, quizás Puyol tenga un papel más secundario, pero el resto juegan un papel determinante junto a Piqué. El portero siendo el encargado de dar el primer pase de calidad, sin rifar el balón, para que el equipo salga tocando desde atrás, Alves como recurso para cuando el rival logra defender la salida por los centrales, y Xavi como el hombre que viene a recibir a la base de la jugada y organiza el ataque.
Pep Guardiola tuvo que poner en liza a jugadores que quizás no son los más habituales en las alineaciones iniciales. Pinto, Adriano, Maxwell y Keita tenían una misión, hacer olvidar las bajas. Para ello el futbolista tiene que estar bien preparado. Trabajar aparte de su fútbol la parte psicológica para en un momento determinado soportar ese aire que se respira en su entorno cuando sabe que va a ser titular después de tiempo sin serlo. El rendimiento es un estado de ánimo, y en todos los equipos se debe trabajar la psicología individual y la grupal. En cualquier plantilla el técnico también se debe considerar un gestor de emociones, trabajar la complicidad y la cohesión del grupo. Crear un clima idóneo y que la comunicación sea eficaz. Ilusión, motivación y dejar que todo fluya moldeando el cauce. No todos los jugadores son capaces de aceptar su rol en una plantilla tan competitiva, y por consiguiente, saber competir. Por ello, para jugadores con un carácter díscolo o que no entren en un perfil humano adecuado, es tan difícil adaptarse y encajar en el vestuario del FC Barcelona. Ahí no puede entrar cualquiera, aunque tenga fútbol en sus pies.
Como dice el formador de formadores alemán, Horts Wein, al fútbol se juega primero con la cabeza, luego con el corazón y finalmente con los pies. Al cumplirse ese proceso, si tienes debilidades psicológicas en cuanto a confianza, motivación y ejecución posiblemente no se llegue al objetivo marcado, no hacer notar la baja del compañero. La vida del suplente dejar de ser complicada cuando el propio jugador sabe que trabajando bien obtendrá lo que busca. Remar todos hacia un mismo lado es determinante. Por poner un caso actual y en el mismo entorno del que tratamos, Bojan Krkic. Me quedo con un artículo muy bueno publicado en el Divan del Fútbol por Antonio J. Trujillo. La capacidad de Guardiola para mantener al chaval en la máxima competición es definitiva. El jugador sabe de sus condiciones, el público sabe de sus condiciones, el cuerpo técnico y compañeros saben de sus condiciones. Tiene fútbol, le sobra fútbol. El problema viene por otro lado, le falta confianza. Recuerdo esta misma temporada en eliminatoria de Copa del Rey ante el Ceuta, partido de vuelta en el Camp Nou, penalti a favor del FC Barcelona que Bojan estrella en el palo. Es para mí el punto de inflexión a lo que está viviendo. Muchos se olvidan de que tan sólo tiene 20 años, que tiene muchos partidos por delante y de lo que ha demostrado desde que está en la primera plantilla. No hay que echarse encima. Si bien, Bojan no ha levantado nunca la voz, sabe donde está, sabe lo que tiene que hacer y en algún momento estoy seguro de que lo hará.
Llegados a este punto, algunos jugadores optan por crecer en su fútbol individual, abusar de la conducción del balón, jugar más para él. Quizás esa podría ser la mayor equivocación que decida un futbolista en ese estado. Para esto me quedo con unas palabras muy buenas de Juande Ramos en las que explica su método para la gestión de grupos. “Yo intento convencer a los jugadores de que a través del equipo es más fácil conseguir las metas personales. El equipo siempre te devuelve más de lo que tú le puedas dar, aunque se lo des todo; si cada uno le da al equipo todo lo que tiene y piensa en el interés colectivo, el equipo acaba recompensándoselo. Cada uno tiene un papel que desarrollar en el seno del grupo. Es necesario entender esto para que la maquinaria colectiva funcione. El equipo es muy generoso si antes lo han sido con él. El equipo les va a ayudar, incluso a ser mejores. Así trato de convencerles e involucrarlos en la idea, en el proyecto. Intento captar el compromiso profesional de cada uno de los futbolistas para construir la idea de equipo”.
Es mucho más fácil crear un personaje que construir un equipo, pero siempre se debe buscar el mejor cauce para sacar el máximo rendimiento de un jugador tácticamente, físicamente, técnicamente y psicológicamente. La fuerza del grupo determina el saber llegar, competir y ganar.
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