Desde que llegara Pep Guardiola al banquillo del Camp Nou hemos sido espectadores de una cantidad de variantes y automatismos del equipo diferentes. Un abanico de posibilidades que crean incertidumbre en el rival porque no sabes con qué te puede salir hoy el Barça. El propio técnico se define como un cazador de ideas. Coge un poco de allá y otro poco de acá, lo estudia, lo moldea y lo pone en práctica. A comienzos de la temporada pasada pudimos ver novedades en la salida del balón. En el partido de ayer ante el Athletic pudimos ver otra variante más que se suma a los infinitos automatismos registrados en el dibujo táctico.
También ante el Athletic en la Supercopa de España a principios de la temporada pasada se puso en práctica el ya famoso movimiento lavolpiano donde el mediocentro (en aquel momento Busquets o Yaya Touré) se incrustaba entre los centrales, los laterales caminaban hacia delante para ofrecer una mayor amplitud creando así espacios para la recepción limpia de los interiores. Esta vez, podríamos calificarlo como un movimiento lavolpiano a la inversa. Si antes el mediocentro se incrustaba entre los centrales, ahora es el central el que se va a la línea de mediocentros, el lateral el que cierra el espacios y los interiores hacen la superioridad en la medular para elaborar la jugada. Con esto, el dibujo en ciertos momentos pasaría a ser un 1-2-3-3-2 en fase de gestación. Donde Piqué y Abidal actuarían como centrales, abriéndose Busquets a perfil izquierdo y con Iniesta cayendo junto a Busquets para iniciar la jugada en ese costado. Apoyo y cobertura en caso de pérdida de Mascherano y el carril derecho totalmente libre para Alves. Por delante caerían Xavi y esporádicamente Messi, para hacer más sencilla la transición con superioridades por zonas y así, con el continuo movimiento de las piezas, generar más espacios. Villa mantendría su posición en el extremo izquierdo para desahogar la jugada en casos de necesidad hasta el momento en que apareciera en escena Andrés Iniesta, entonces ‘El Guaje’ debería sumarse al centro, donde el Barça focalizaría su ataque, ya fuera tirando una pared, buscando la línea de pase interior o ya sin espacios, buscar en diagonal a Alves, que recibiría con comodidad, con el carril libre y espacios por delante. Pedro partiría de banda derecha, pero únicamente sería como referencia para hacer el movimiento hacia el centro dejando el espacios al brasileño.
Aunque en algunos momentos puede haber permutas, como en todo automatismo. Por momentos podemos ver que es Mascherano el que cierra con Piqué, Abidal coge carril izquierdo y Busquets se va más al centro. Aprovechando así la facilidad y tempo con el balón del mediocentro de Badía. O el intercambio de roles entre Villa y Pedro, siendo el canario quien parte de banda izquierda, metiéndose Villa entre los centrales del rival para buscar y crear espacios al compañero.
Esto fue efectivo gracias a la presencia de un solo punta como Llorente. Con la entrada de Toquero en la segunda mitad, varió el planteamiento y se volvió a los automatismos más generales del equipo. Dando entrada a Maxwell para ocupar carril izquierdo, metiendo a Abidal en el centro de la zaga y Busquets volviendo al puesto de mediocentro.