Nueva etapa en Falso Nueve

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Alves crece por dentro

Análisis táctico de una nueva tendencia en el FC Barcelona con Daniel Alves como protagonista.

Anticiparse al recurso del rival

Análisis táctico del partido Valencia CF-Real Madrid CF disputado en la 13ª jornada.

21 feb 2011

Los recursos del Barça

Desde que llegara Pep Guardiola al banquillo del Camp Nou hemos sido espectadores de una cantidad de variantes y automatismos del equipo diferentes. Un abanico de posibilidades que crean incertidumbre en el rival porque no sabes con qué te puede salir hoy el Barça. El propio técnico se define como un cazador de ideas. Coge un poco de allá y otro poco de acá, lo estudia, lo moldea y lo pone en práctica. A comienzos de la temporada pasada pudimos ver novedades en la salida del balón. En el partido de ayer ante el Athletic pudimos ver otra variante más que se suma a los infinitos automatismos registrados en el dibujo táctico.

También ante el Athletic en la Supercopa de España a principios de la temporada pasada se puso en práctica el ya famoso movimiento lavolpiano donde el mediocentro (en aquel momento Busquets o Yaya Touré) se incrustaba entre los centrales, los laterales caminaban hacia delante para ofrecer una mayor amplitud creando así espacios para la recepción limpia de los interiores. Esta vez, podríamos calificarlo como un movimiento lavolpiano a la inversa. Si antes el mediocentro se incrustaba entre los centrales, ahora es el central el que se va a la línea de mediocentros, el lateral el que cierra el espacios y los interiores hacen la superioridad en la medular para elaborar la jugada. Con esto, el dibujo en ciertos momentos pasaría a ser un 1-2-3-3-2 en fase de gestación. Donde Piqué y Abidal actuarían como centrales, abriéndose Busquets a perfil izquierdo y con Iniesta cayendo junto a Busquets para iniciar la jugada en ese costado. Apoyo y cobertura en caso de pérdida de Mascherano y el carril derecho totalmente libre para Alves. Por delante caerían Xavi y esporádicamente Messi, para hacer más sencilla la transición con superioridades por zonas y así, con el continuo movimiento de las piezas, generar más espacios. Villa mantendría su posición en el extremo izquierdo para desahogar la jugada en casos de necesidad hasta el momento en que apareciera en escena Andrés Iniesta, entonces ‘El Guaje’ debería sumarse al centro, donde el Barça focalizaría su ataque, ya fuera tirando una pared, buscando la línea de pase interior o ya sin espacios, buscar en diagonal a Alves, que recibiría con comodidad, con el carril libre y espacios por delante. Pedro partiría de banda derecha, pero únicamente sería como referencia para hacer el movimiento hacia el centro dejando el espacios al brasileño.

Aunque en algunos momentos puede haber permutas, como en todo automatismo. Por momentos podemos ver que es Mascherano el que cierra con Piqué, Abidal coge carril izquierdo y Busquets se va más al centro. Aprovechando así la facilidad y tempo con el balón del mediocentro de Badía. O el intercambio de roles entre Villa y Pedro, siendo el canario quien parte de banda izquierda, metiéndose Villa entre los centrales del rival para buscar y crear espacios al compañero.

Esto fue efectivo gracias a la presencia de un solo punta como Llorente. Con la entrada de Toquero en la segunda mitad, varió el planteamiento y se volvió a los automatismos más generales del equipo. Dando entrada a Maxwell para ocupar carril izquierdo, metiendo a Abidal en el centro de la zaga y Busquets volviendo al puesto de mediocentro.


17 feb 2011

Wenger también sabe ganar

A la gente del fútbol, cuando se nombra a Arsène Wenger le viene directamente a la mente el escudo del Arsenal y la imagen del buen fútbol en Inglaterra. Tras quince años en el cargo, el técnico francés nunca ha cambiado su manera de interpretar el fútbol, su paladar exquisito por mantener la pelota en el poder y la estética por encima muchas veces de la efectividad. Llegado a la cuna de la transición rápida y los partidos de ida y vuelta, Arsène tras cosechar éxitos con el Mónaco en su país y experimentar en el fútbol japonés, se hacía cargo de un club con tintes de grande al que ha ido reinventando cada temporada con magníficos jugadores jóvenes, proclamándose como uno de los mayores captadores de talento del fútbol. A pesar de ser muchas veces criticado en Inglaterra por primar al buen juego colectivo quizás antes que a los tres puntos, el técnico nombrado por la IFFHS como mejor de la década también sabe ganar, y sabe ganar bien. Anoche, fue un ejemplo más, de porqué Arsène es uno de los entrenadores más alabados dentro de su colectivo.

El planteamiento táctico ante el catalogado como uno de los mejores equipos de la historia fue perfecto. Muchos comentamos que era una locura tirar contra el Barça la línea tan adelantada, pero cuando se obliga a Xavi e Iniesta a tocar tan atrás, sin dejar líneas de pase abiertas y restando así profundidad al conjunto catalán todo cobra muchísimo sentido. En la previa, muchos pensábamos que el Arsenal, al estar sometido a un dominio extendido en lo que a posesión de balón se refiere y sin estar acostumbrado a ello sufriría. Pero la capacidad de sufrimiento para presionar y bascular del equipo fue muy buena. Entraron muy fuerte en los principios de las dos partes, unos primeros diez minutos arrolladores donde tuvieron al Barça contra la cuerdas, siendo dueños del balón y creando ocasiones. La presencia de Walcott incomodaba bastante, siendo para mí una de las claves la espalda de Maxwell. Eléctrico, incisivo, inteligente y profundo se mostró Theo, llevando el mayor peligro en la primera parte por su banda. Aunque luego se fue apagando con el paso de los minutos, para mí fue uno de los papeles diferenciales, haciendo esto reaccionar a Pep Guardiola y creando un desequilibrio en la transición defensiva.

Tras analizar durante 35 minutos lo que venía a hacer el Barça, en la segunda parte, salieron aún con las ideas más claras. Si bien la tarjeta recibida en el minuto tres penalizaba demasiado a Song en sus acciones, siguieron apostando por el mismo fútbol agresivo, de presión. Con Wilshere -que se merece post aparte- en la base de la jugada y Song haciendo su papel, con más libertad, Cesc ayudaba más en la elaboración que en la aceleración de la jugada. Y el importante y determinante lugar de Van Persie, actuando como falso nueve. El holandés había errado dos ocasiones anteriormente, pero seguía confiado. Bajaba a recibir, control orientado, desahogaba la jugada, tocaba dando amplitud y se marchaba. Y llegó, llegó el gol. A partir de ahí, todo sería más fácil, porque lo más complicado ya estaba hecho. El Barça no supo reaccionar y Arsène estuvo expléndido en la lectura del encuentro. Arshavin volvía a ser Arshavin durante unos minutos, Bentdner fijaba líneas y mientras Koscielny se permitía secaba a Messi de cara a portería.

Para cerrar el partido, contraataque de libro. Pase en profundidad, Wilshere pisa área, arrastra y aparece el genio ruso. Sorprendiendo, con disparo cruzado dejando a la defensa vendida. El trabajo estaba hecho. Como hace un año, el Arsenal sometía al Barça en una segunda parte para enmarcar. Aquella vez la recompensa fue menor, sólo pudieron arrancar el empate. Pero esta vez, Wenger venía con la lección aprendida.

Y es que Arsène, aparte de hacer jugar a su equipo muy bien, también sabe ganar. Para quien dude, sólo deben preguntar en Inglaterra que pasaba allí, allá por el año 2004. O de manera más inmediata, visualizar el encuentro de ayer, una y otra vez. Esto es fútbol.

15 feb 2011

El adiós de un grande

El destino, una vez más, ha sido caprichoso. Dentro de unos años, recordaremos con angustia aquel 14 de febrero de 2011 como un día de luto para la historia del fútbol. Un día después de que derramara las lágrimas en su adiós en la sala de prensa del Corinthians, un pedacito de la historia del fútbol deja un hueco en los campos. ‘Il fenómeno’, se echa a un lado porque siente que ya no puede ofrecernos la magia que dibuja en su mente segundo antes de que le llegue la pelota. El que quizá para muchos sea el mejor 9 de la historia (yo me incluyo) deja atrás una carrera llena de éxitos deportivos a nivel colectivo e individual. Muchos se nos viene a la mente de lo que hubiera sido capaz el astro brasileño si no llega a lesionarse de gravedad. Tres veces mejor jugador del mundo, dos veces rey del mundo con su selección, campeón allá por donde fue y más de 400 goles en sus botas. Esas misma botas que nos hizo la vida tan feliz a unos y que amargó tardes de fútbol a muchos otros.

Algunos privilegiados, crecimos a medida que crecía el fútbol de Ronaldo. Otros habían sido maravillados por él, después de ver muchas horas de fútbol, donde no conocieron nada semejante. Pasó por los grandes de dos países productores de fútbol y emociones. Cambió de una acera a la otra, se fue al máximo rival alternando los países y así consiguió ser querido y respetado por todos. Criticado muchas veces por su vida privada y sus problemas de sobrepeso, Ronaldo siempre habló con la pelota en los pies. Haciendo lo que mejor sabe hacer, magia en un terreno de juego ante muchas de las mejores defensas del mundo. Repartió alegría y dio lecciones magistrales de fútbol por toda europa. Pero amigos, el extasis puro del fútbol llegaba cuando se ponía la verdeamarela y se proclamó campeón de campeones, convirtiéndose en el mayor goleador de la historia de los mundiales. Cuando R9 dejó de ser convocado por Brasil, se apagó una luz en su sonrisa. Pero nadie olvidará aquella triple ‘R’ en el mundial 2002 de Corea y Japón junto a Rivaldo y Ronaldinho.

Su fútbol desprendía belleza, pero no se quedaba ahí. Tildar a Ronaldo de delantero centro a secas no sería lo correcto. A lo largo de la historia del fútbol, quizás sea también uno de los jugadores que dentro de la jugada o del contexto exigido creaba más ventajas para un desarrollo óptimo. También era diferencial en la aceleración de esta y como así, se surtía de los espacios. Su velocidad en carrera con la pelota superaba muchas veces al contrario y muchas veces era la solución individual la que decidía partidos. Era capaz de crearse una ocasión y definir a la perfección por sí sólo. Nunca se vio un jugador como Ronaldo y muy difícilmente volvamos a verlo. Incluso después de su lesión, perfeccionó otros aspectos del juego para seguir siendo igual o más letal de cara a portería. Era único. Era grande.

El día de los enamorados Ronaldo dice adiós, y los que amamos el fútbol le declaramos una vez más amor eterno. A sus goles y sus brazos extendidos en forma de avión en Compostela, después de una cabalgada con el balón cosido a la bota derecha dejando a cinco rivales en el camino. A sus dos brazos levantando también dos veces la copa del mundo con Brasil en Los Ángeles y Yokohama. A los estadios en los que puso en pie a la grada con un gesto técnico, una arrancada o una ocasión de gol que casi siempre acababa acariciando la red. A los que caímos con él, cuando aquel 12 de abril en el Olímpico de Roma volvió a recaer por esa rodilla derecha que nos quitó mucho fútbol del que disfrutar y que años después, volveríamos a levantarnos con él después de una mala tarde en San Siro. A los que volvimos a vibrar con sus goles con su vuelta a España con la camiseta del Real Madrid, y a los que también lo sufrimos en nuestras carnes.



Ronaldo, amado por la pelota. Ronaldo, amado por todos.